El actor, director
y guionista de cine habla de su pasado como obrero metalúrgico y de cómo logró
consagrarse como uno de los artistas más prestigiosos del país. Su actual pieza
teatral “Borges y Perón” y su próxima película “Puerta de hierro”.
Víctor Laplace abre las puertas de su casa
del barrio Retiro con entusiasmo, la alegría le invade el rostro. Muy
amablemente ofrece hacer la entrevista desde su inmenso escritorio lleno de
libros, papeles y bastante desordenado,
por lo que se disculpa. Vive sólo aunque lo acompaña la voz de su hijo Damián
ya que lo llama por teléfono constantemente, son inseparables. Estaba relajado
y listo para responder la primera pregunta...
-¿A partir de qué momento decidió
dedicarse completamente a la actuación?
-Fue en Tandil, mi ciudad. Vi teatro por
primera vez a los doce años y le dije a mi mamá que quería hacerlo. Sentí algo
muy raro que nunca había sentido, algo que me venía de arriba. No sé cómo
llamarlo, pero estoy seguro que estaba relacionado con la fe, y esta profesión
tiene que ver con eso.
A los catorce años, tras la insistencia de
su hermana, decidió iniciar su primer trabajo como obrero metalúrgico. Estaba
permanentemente rodeado de hombres grandes y fuertes, a los que les recitaba
poemas mientras trabajaban. “Estar laburando y amar tanto el teatro era puro
disfrute para mí. Me ganaba mi sueldo y tenía mucha autonomía de vuelo, era muy
libre. Me da mucho orgullo haber sido obrero desde tan joven, es algo que me
formó muchísimo.” Además, los fines de semana en vez de ir a bailar, optaba por
pasar la noche en un sótano con amigos donde formaban grupos de actuación.
Y fueron sólo seis años lo que le llevó
cumplir su sueño. En 1963, viajó a Capital Federal para comenzar sus estudios
actorales y debutó en el escenario bajo la dirección de uno de los mayores
creadores escénicos, Jaime Kogan. A su vez, realizó numerosas publicidades
hasta que le ofrecieron ser el galán de las novelas más prestigiosas del
momento.
-¿Sufrió algún obstáculo al iniciar la
carrera?
-No, para nada. Me
esforcé mucho de chico, pero la suerte es importante y yo la tuve. No estaba en
mis planes que me vaya tan bien. Cuando me llamaban para actuar saltaba de la felicidad y aceptaba sin
dudarlo, todo fue fluyendo. Además me di cuenta de que me ganaba la plata fácil
y podía pagarme tanto mis estudios como la pensión.
Hoy, a los 68 años, no deja de armar
proyectos propios como películas y obras de teatro. Él se declara como un
enamorado de su profesión, alguien que entrega el alma y el cuerpo en cada uno
de sus trabajos y considera que ése es su mayor desafío y compromiso en la
vida. Sin embargo, confiesa que a medida que pasa el tiempo siente cada vez más
pánico antes de subir al escenario. “Es una responsabilidad muy grande porque
hay un público que te está esperando. No podés equivocarte, hay que tenerle
mucho respeto al trabajo.”
Laplace es un hombre que además de ser
reconocido por su profesión de actor, también lo es por su compromiso social y
político. Nunca ocultó su admiración por el ex presidente Juan Domingo Perón y,
sin duda, una de las interpretaciones más destacadas a lo largo de su
trayectoria fue la del General. “Fue el líder político más importante y fuerte
que tuvo la Argentina. Un tipo que realmente me cambió la vida”. Y es tanta la
fascinación que siente por él, que nunca dejó de representarlo: actualmente
dirige y actúa en la pieza teatral “Borges y Perón”, junto a Jean Pierre Noher;
y los próximos meses los dedicará a la filmación de su película “Puerta de
hierro”, que trata la historia del exilio del político.
-¿Es cierto que considera que la
historia de amor entre Juan Domingo Perón y Evita tiene algo que ver con el
matrimonio de Cristina y Néstor Kirchner?
-Sí, es verdad.
Ambas parejas crearon un movimiento social más allá del amor. Me da pena cuando
a Cristina la critican porque llora la muerte de su marido, como lo hace Elisa
Carrió. ¿Cómo no vas a llorar la muerte de una persona que ha sido tu compañero
de vida, de política y que han tratado de cambiar juntos esta realidad? A mí se
me murió mi mujer, mi gran amor, Nélida Lobato y todavía la sigo extrañando. Y
eso que pasaron 30 años...
Pero no todo es la actuación en la vida de
Víctor Laplace. También se destaca como director y guionista cinematográfico.
No obstante, le dedica gran parte de su tiempo a otros aspectos del arte.
“Disfruto mucho la lectura. Me encantan los libros de filosofía y política, y
los autores que prefiero son Jorge Luis Borges, Rodolfo Walsh y Horacio
Quiroga, los más grandes. Además, toco la guitarra y bailo, aunque me hubiese
gustado estudiarlo más.”
Al finalizar la charla busca inmediatamente un disco titulado “Poetas y
Poesías en la voz de Víctor Laplace” y lo obsequia con orgullo. “Lo lancé para
el Bicentenario. La música es de mi hijo, un gran músico”. Es que Damián
Laplace no sólo heredó de su padre la pasión por el arte sino que también de su
madre -y ex esposa de Víctor-, Renata Schussheim, una destacada artista
plástica y escenógrafa.
Finalmente, además de regalar su
lanzamiento de poesías argentinas, hace una invitación: “Como no lo voy a
difundir con publicidades, aprovecho para decir que próximamente presentaré mi
obra 'Borges y Perón' en Capital Federal. Los espero.”
PING PONG
¿Principal rasgo de su carácter? La jovialidad, la alegría de vivir,
mantenerme vital.
¿Una virtud? Ser muy amigo de los amigos de la gente que quiero.
¿Y defecto? Demasiado
enamoradizo.
¿Un color? Azul.
¿Un lugar en el mundo? Tandil.
¿Un héroe? Juan Domingo Perón.
¿Una frase? Festejo lo esencial, festejo tu presencia. De Paul Eluard.
¿Profesión u oficio que le gustaría intentar?
Arquitectura.